La fisiología es la ciencia cuyo objeto de estudio son las funciones de los seres orgánicos. El término deriva del vocablo latino physiologĭa (“conocimiento de la naturaleza”), aunque tiene origen griego.
Gracias a la utilización de principios de las ciencias exactas, la fisiología se encarga de estudiar las interacciones de los elementos básicos del ser vivo con su entorno. Su objetivo principal es comprender los procesos funcionales de los organismos vivos y todos sus elementos.
Es posible distinguir entre la fisiología humana o animal, y la fisiología vegetal. La fisiología humana y la fisiología animal se encuentran relacionadas ya que, gracias a la experimentación animal, se ha avanzado en el conocimiento sobre los seres humanos.
En este tipo de fisiología, los especialistas se basan en la homeostasia (“posición similar” o “estabilidad similar”) para describir la persistencia de las condiciones constantes en el medio interno. Esta constancia es producida por las funciones de los órganos y los tejidos.
La fisiología vegetal, por su parte, se centra en el análisis del funcionamiento de los tejidos y órganos de las plantas. Uno de los procesos centrales de esta fisiología es la fotosíntesis, que supone la utilización de la luz para convertir la materia inorgánica del medio externo en materia orgánica que se utiliza en el desarrollo.
Los organismos que desarrollan la fotosíntesis se denominan fotoautótrofos (capaces, además de fijar el dióxido de carbono atmosférico) o autótrofos. El proceso de fotosíntesis en los vegetales implica la liberación de oxígeno hacia la atmósfera, lo que contribuye a la vida humana y a la disminución de la contaminación.